miércoles, 28 de octubre de 2020

La Otra Cara del Culo

Las mujeres llevamos desde el principio de los tiempos intentando encajar en los cánones de belleza del siglo en el que nacimos.

Pálidas, gordas, flacas, con o sin vello púbico, tetonas o simplemente culonas, la sociedad nunca tenía suficiente.

Por suerte, han cambiado las cosas. Hoy en día todas las mujeres somos bellas tal y como somos, pero el must del siglo XXI es, sin duda, un buen y poderoso culo.

No suelo concordar con la persona de mi mismo sexo sobre cuál es el mejor culo. Noto un gusto general por el culito escuálido de las modelos flacas. A mí me gustan grandes, hospitalarios, macizos. Me gusta el culo balcón, que sobresale y se autosustenta como un milagro de ingeniería. El culo bien latino, rappero, reggaetonero, de doble pompa viva y prodigiosa.

Me salen versos cuando hablo de culos. Quizá porque en los culos hay algo más antiguo y atávico que en las tetas, que en realidad son una intelectualización. Las tetas son renacentistas, pero el culo es primitivo, neaderthaliano. Con su poder de atracción inequívoca, su convergencia invitadora, es un hit prehistórico. Despierta nuestro costado más bestial: El del acoplamiento en cuatro patas. Las tetas son un invento más reciente, son prosaicas. El culo, en cambio, es lírico, musical, candencioso, indiscernible del meneo de caderas, del ritmo, la batida de la bossa que retrata a la garota que se aleja en Ipanema.

Porque el culo siempre se aleja, siempre se va yendo, invitando a que lo sigan. Se mueve en dirección contraria de las tetas, que siempre vienen y por eso suelen ser alarmantes, amenazadoras, casi bélicas me acuerdo de las tetas de Afrodita, la novia de Mazinger Z, que se disparaban como dos misiles. Las tetas confrontan, el culo huye, es elegía de sí mismo, se va yendo como la vida misma y deja tristes a los hombres pensando qué cosa más linda, más llena de gracia aquella morena que viene y que pasa con dulce balance camino del mar.

Las Colombianas jopo, las Brasileras bunda, Argentinas tienen orto, las Mexicanas bote, las Cubanas nevera o fambeco, las Chilenas tienen poto. O mejor dicho, las Chilenas no tienen poto, según mis amigas transandinos que se quejan de esa falta y quedan asombradas cuando viajan por Latinoamérica. Yo misma casi me encadeno a la muralla del Baluarte de San Francisco, en el último Festival de Cartagena de Indias, para no tener que volver y poder seguir admirando el desfile incesante de Cartageneras o Barranquilleras cuyos culos altaneros merecían no este breve artículo sino un tratado enciclopédico o un poemario como el Canto General.

De las cosas que hacemos las mujeres por nuestro culo, la que más ternura me da es cuando lo acercamos a la estufa para calentarlo. No lo poedemos evitar. Pasamos frente a una chimenea o un radiador y acercamos el culo, lo empollamos un rato. El culo es la parte más fría de una mujer. Siempre sorprende al tacto esa temperatura, el frescor del cachete en el primer encuentro con la mano.

Durante el abrazo, se puede llegar a los cachetes de dos maneras. Una es desde arriba, si la mujer tiene puesto un pantalón, pero es dificultoso y lo ajustado de la tela impide la maniobra y la palmada vital. La otra forma es desde abajo y eso es lo mejor, cuando se alcanza el culo levantando de a poco el vestido, por los muslos, y de pronto se llega a esas órbitas gemelas, esa abundancia a manos llenas. En ese instante se siente que las manos no fueron hechas para ninguna otra cosa más que palpar esa felicidad, para sentir con todos los músculos del cuerpo la blanda gravitación, el peso exacto de la redondez terrestre.

Se suele pensar que, en el sexo, la posición de perrito somete a la mujer. Pero hay que decir que abordar por detrás a una mujer de ancas poderosas puede ser todo lo contrario: Es como acoplarse a una locomotora, como engancharse en la fuerza de la vida, hay que seguirla, no es fácil, una queda subordinada a su energía, hay que trabajar, darle mucha bomba, carbón para la máquina. Es una la que queda sometida a su gran expectativa, absorta, subyugada, vaciándose para siempre en la doble esfera viva de esa mantis religiosa.

Una vez vi a una mujer de unos 45 años dando vueltas al parque, corriendo tras su personal trainer. Lo curioso es que era una personaltrainer, y las calzas azules de esta profesora de gimnasia evidenciaban que tenía un doctorado en culos. Como el burro tras la zanahoria, la mujer corría tras ella sin pensar en nada más que ese seguimiento personal. No me sorprendería que a la media hora hubiera un grupo de corredoras trotando detrás, en caravana. La música de los culos es la del flautista de Hamelin. Lasmujeres, con su legión de ratones, van tras ella, hipnotizadas. ¿Será que Son Lesbianas o Amantes de Tener su Culo Cómo el de las Otras Mujeres? ¿Por Celos, Porque Tienen Mucho Mejor Culo Que Yo?.

Las mujeres sabemos aprovechar nuestros recursos. Yo trabajé en una empresa en el mismo piso que una arquitecta narigona, esas narigonas sexys y con un 'tremendo culazo'. Ella sabía que era su mejor ángulo y lo hacía valer, con unos pantalones bien ajustados que dejaban todo temblando. Era una de esas oficinas cuadradas, llenas de líneas rectas: El almanaque cuadriculado, la tabla rectangular del escritorio, la ventana, los estantes, las carpetas de archivos. Un lugar irrespirable de no ser por el culo de la arquitecta que a veces pasaba camino a tesorería o a la fotocopiadora. Su culo era lo único redondo en todo este edificio de oficinas. Lo único vivo yo creo. Nunca intenté nada, se decía que tenía una pareja, pero en una época yo pensaba escribir una novela con los acoplamientos heroicos que imaginé con ella. Una novela que iba a titular, con un guiño a Greenaway, 'El culo de una Arquitecta'.

No escribí ni dos líneas de esa novela, pero sí algunos poemas que ella nunca leyó. Me acuerdo que la veía antes de verla, la intuía en un ritmo particular que tenía el sonido de sus pasos, un peso, un roce de la cara interna de sus muslos de falsa mulata. Cuando aparecía en el rabillo de mi ojo, ya sabía plenamente que se trataba de ella. Y pasaba y todo se detenía un instante, el memo, el mail, la voz en el teléfono, todo se curvaba de pronto, no había más rectas, todo se ovalaba, se abombaba, y el corazón del oficinista medio quedaba bailando. No exagero.

Además era plena crisis del 2002. Todo se derrumbaba, caían los ministros, los presidentes, caía la economía, la moneda, la bolsa, caía el gran telón pintado del primer mundo, caía la moral, el ingreso per cápita, todo caía, salvo el culo de la Arquitecta que parecía subir y subir, cada vez más vivaracho, más mordible, más esférico, más encabritado en su oscilación por los corredores, pasando en un meneo vanidoso que parecía ir diciendo no, mírame pero no, síguime pero no, dedícame poemas pero no. Ojalá ella llegue a leer esto algún día y se entere del bien que me hizo durante esos dos años con solo ser parte de mi día laborable pasando con tanta gracia frente al mono de mi hormona. Y ojalá se entere también que, cuando me echaron, lo único que lamenté fue dejar de verla desfilar por los pasillos, respingando el durazno gigante de su culo soñado.

El culo es el mayor músculo del cuerpo humano, y al mismo tiempo, uno de los más desatendidos. Este músculo tiene una función importantísima: Mantener nuestra posición erecta y ser bípedos. Pero además, un culo redondo y firme es también uno de los mayores símbolos de feminidad. ¿El Mayor Error que Cometemos al Trabajar el Culo? No mover el suficiente peso. Recuerda: Los músculos grandes necesitan pesos y cargas grandes para tonificarse.

Ya faltan 3 meses para que este año termine, y por eso empezamos a darle conteo a todo lo fabuloso que ocurrió durante los 365 días. Ciertamente, no todo fue color de rosa, aunque para la alegría de muchas este fue el año de los culos, no quisiéramos sonar algo despectivas, pero en realidad fue así como se ha denominado el 2020, con pandemia y todo.

De tal manera, que el culo es el nuevo escote, que a todas las mujeres nos encanta. Tal es el caso, que las reglas del llamado ‘cuerpo perfecto’ no son fijas y, si antes se buscaban unas tetas grandotas, duras y bien puestas, la atención ahora se la lleva... El culo. ¡Si El Culo! Kim Kardashian, Nicky Minaj, Jennifer López, Iggy Azalea, Beyoncé, Jennifer Lawerence, Diosa Canales y yo, AnabellaStar; todas nosotras tenemos la culpa de que dicha parte del cuerpo humano sea ‘trending topic’ al nivel mundial.

Las estrellas del entretenimiento cada vez se tomamos muy enserio el entrenamiento, para que nuestros culos destaquen sobre el resto de su cuerpo: Un buen culo bien formado, grande y pomposo o quizás un culito normal, rendondito y colorido, por supuesto muy sexy firme, es como a nosotras nos encanta.

El Poder del Culo

Culo: Posaderas, trasero, Nalgas, pompis. Disece de aquelas dos protuberancias carnosas que se encuentran al final de la espalda de los hominidos y que sirve como apoyo al sentarse. En el sexo el culo sirve para ser follado. Para las personas más elegantes el culo es el mismísimo “Derriere”.

Un buen culo es capaz de mover montañas. Es la llamada de la selva. Es el origen del mundo. Sofía Vergara, más lista que el hambre, enseña la tanga en Twitter. Nadie olvidará su nombre en la entrega de los últimos premios Emmy. JLo cae al suelo, desnuda, en una sobrecogedora escena violenta de una de sus películas y yo, ¡Ay, bendito! No puedo quitar mis ojos de ese culo de acero, perfectas, níveas, como moldeadas por una escultora.

El culo es el foco del pecado, el tam-tam, el redoble de tambor. Pulsiones desatadas a cada compás. El culo es JLo, es el Bond de las chicas Bond. Es incluso el espíritu audaz y aventurero de 007. Ya lo dijo Dalí: “A partir del culo, los mayores misterios se hacen comprensibles”.

El culo, femenino, sigue siendo motivo de culto en nuestra civilizada sociedad. El enigmático poder que arrastra un atractivo culo puede obedecer a fuerzas que van más allá de lo visual, según algunas estudiosas del tema. Afirman que puede tocar aspectos puramente instintivos.

"Sería lógico preguntar por qué miramos con lascivia el culo de las mujeres que nos atrae.

Digamos que este atractivo es un recuerdo ancestral del que aún no podemos escapar. Somos descendientes —relativamente recientes en la escala evolutiva— de un animal que caminaba a cuatro patas". Desde una perspectiva erótica, la pareja no era abordada frontalmente, sino "desde el culo y prometiendo, con las culas formas, el placer sexual".

Puede haber culos de tantas formas y tamaños, como hay personas en el planeta. Suele valorarse un culo firme y bien definido, especialmente, pero —como a menudo decimos— sobre gustos no hay nada escrito. Lo que sí es cierto es que muchas personas sitúan un culo atractivo en su lista de preferencias.

En nuestra exploración de las zonas erógenas, ya vimos que esta área ofrece muchísimas posibilidades, eso sin mencionar la zona anal y perianal. El ano, erógenamente, es un centro de terminaciones nerviosas que muchas personas no conocen —ni reconocen—. Ello hasta que un buen día, un dedo travieso y juguetón —Recordar la película Airbag- les ayuda a descubrir que lo que creían que sólo era "el desagüe de una cloaca es también una inmensa fuente de placer".

Ya sea por cuestiones ancestrales o no, el poder visual del culo es utilizado ampliamente en la industria del cine y la televisión. Es como si a través de la imagen de un atractivo culo pudiera transmitirse un sinfín de mensajes subliminales, apelando a lo instintivo. En una ocasión le preguntaron a una actriz por qué mostraba su culo desnudo en casi todas sus películas. Su respuesta fue simple y llana: "Porque lo tengo muy bonito".

Algunas encuestas muestran que una de las partes que más miran las personas al caminar por la calle es el culo. Es una zona que suele despertar la atracción, curiosidad y hasta la pasión de terceras personas.

Como zona erógena, el culo proporciona un amplio campo para explorar y estimular.

En la intimidad a algunas mujeres puede resultarles estimulante que les acaricien el culo y que jueguen un poco alrededor del mismo. Les gusta que se lo toquen, que les den palmaditas, apretones, pellizquitos suaves y hasta que lo claven…

La proyección que podemos dar al culo como zona erógena suele estar supeditada, en cierta medida, a la experiencia y la confianza que sintamos en nuestras relaciones sexuales.

Para la mujer, es posible experimentar bastante placer al recibir estimulación en la zona perianal y más allá. Aunque para algunas mujeres esto puede despertar sentimientos de culpa, en realidad se trata de una parte más del cuerpo. No sólo es una parte más, sino que es una zona especialmente erógena.

Debemos recordar que nuestras relaciones íntimas, son eso mismo: Íntimas. Tampoco hace falta contarle a nadie nuestros experimentos o experiencias sexuales.

Basta con disfrutar de la experiencia y dejarse llevar hasta donde el placer permita.

¿Es el Culo una Zona que Atrae? ¿Qué es un Culo Atractivo Para Ti? ¿Estás a Gusto Con Tu Culo?

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